Soy la orgullosa hija del hombre más fuerte, luchador y valiente que he llegado y llegaré a conocer.
Un hombre que lucho con todas sus fuerzas hasta el último instante de su vida, con la fe inquebrantable de que fuera como fuera podría lograrlo.
Un hombre hecho a sí mismo, que un día salió de su pequeño y amado pueblo de Zamora, a estudiar, y luego a trabajar y buscar un futuro mejor para sí mismo, y para poder compartirlo con su familia y amigos.
Un hombre que logro con mucho sufrimiento y esfuerzo su objetivo, e incluyo, hizo participe y dio oportunidades a todo el que pudo.
Soy la orgullosa hija de un hombre que a pesar de las dificultades que se le fueron cruzando en la vida, se adaptó, y siempre lucho por salir adelante, estando en todo momento por y para su familia.
Un hombre noble, honrado, integro, involucrado, leal como no hay ninguno.
Soy la orgullosa hija de un hombre capaz de dejar a un lado su forma de ver las cosas, y poner por encima el amor, para comprender, incluir y sostener a sus seres amados.
De mi padre he heredado grandes valores que no cambiaría por nada, la nobleza, la integridad, la honradez y la lealtad inquebrantables son esos grandes tesoros que tanto él como mi madre me entregaron al nacer.
Y a mi padre le debo que lo que ha ocurrido no sea en vano. Le debo afrontar el dolor y salir ahí fuera a luchar porque como sociedad reconozcamos el error que hemos cometido, que como sociedad luchemos por compensar el error, y que como sociedad luchemos por no volver a cometerlo.
Soy la hija de un valiente, que a pesar de cómo se le fueron complicando las circunstancias, nunca tiró la toalla, siempre continuó con la inquebrantable fe de que podría lograrlo.
Murió con las botas puestas, en honor a una vida en la que rendirse nunca fue una opción, …, no podía ser de otra forma.
Para mi él, es y siempre será, mi autentico Héroe.
Mar Colino García